Torneo 1932-1933
Un nuevo sistema de competencia se cernía sobre el fútbol mexicano, una danza de dos torneos, dos divisiones y un baile de ascenso y descenso. Al principio, la afición, como un ciervo ante la serpiente, se mostró desorientada.
Sin embargo, la prensa y las revistas especializadas, cual chamanes con sus tambores, difundieron la nueva realidad. La afición, con el corazón palpitante, comenzó a entender la idea y a participar con un entusiasmo renovado.
Uno de los grandes atractivos era la doble cartelera cada semana. Un festín futbolístico, un banquete de goles y jugadas.
El aficionado podía seguir a los equipos del Grupo B en el preliminar, como un aperitivo antes del plato fuerte.
Todo estaba listo para el arranque del torneo 1932-1933. La danza estaba a punto de comenzar.
Torneo 1932-1933
Era el 11 de diciembre de 1932, y el sol mexicano se preparaba para presenciar un baile de pasión: el inicio del torneo de fútbol.
Dos partidos engalanaban la fiesta dominical, prometiendo emociones y goles.
En el primer encuentro, Marte y Leones, este último patrocinado por las Obras Públicas de la Ciudad de México, se enfrentaron en un duelo de fuerzas parejas.
El marcador final, un empate a un gol, dejó a ambos equipos con la miel en los labios.
El plato fuerte de la jornada llegó con el regreso del Real Club España, que se medía al campeón Atlante. Los hispanos, con un juego impecable, derrotaron a los “prietitos” por un contundente 4 a 2.
Parecía que el Atlante aún celebraba su título, y alguien debía avisarles que la batalla por el nuevo trofeo había comenzado.
La siguiente semana, Germania y Club México se enfrentaron en un encuentro que se llevó el primero por 4 a 2.
El México, con un equipo juvenil en busca de experiencia, no pudo hacer frente a la fuerza de su rival.
El estelar de la jornada enfrentó al Necaxa y al América. Los aficionados disfrutaron de un juego vibrante, donde los “rayados” bailaron al ritmo de la victoria, derrotando a los “cremas” por un contundente 6 a 3.
La Navidad llegó con más fútbol. Leones venció 2 a 1 al Sporting, mientras que Atlante se impuso por 2 a 0 a un desconocido Asturias. La danza del balón continuaba, llenando de alegría y pasión las gradas del país.
Cada partido, una historia. Cada gol, una emoción. El torneo de fútbol mexicano había comenzado, y solo el destino sabía quién sería el campeón al final de la temporada.
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Las siguiente jornadas
Cada domingo, la fiebre del fútbol se apoderaba de los parques. Desde la mañana, aficionados ansiosos se apostaban en las gradas, creando un ambiente vibrante.
Los primeros partidos del Grupo B servían como aperitivo, calentando motores para el encuentro estelar.
España, con su renovada delantera, deslumbraba con su velocidad. Sus ataques eran como relámpagos, dejando a las defensas rivales en el polvo. Sin embargo, una cierta inconsistencia les impedía mantener el dominio absoluto.
El América, por su parte, resurgía con bríos renovados.
En cada partido, se libraba una batalla feroz, sin dar tregua a sus oponentes. Sin embargo, la falta de experiencia les jugaba en contra, frustrando sus aspiraciones.
Cuando Atlante se enfrentó al Necaxa, la pasión en el estadio era palpable. El choque entre estos dos equipos era legendario, una lucha sin cuartel en cada ocasión.
Fiel a su estilo, Atlante dominó a los electricistas con una victoria contundente de 4 a 1, hiriendo profundamente el orgullo de sus rivales.
Asturias, por otro lado, se encontraba en un momento bajo, convertido en el hazmerreír del fútbol mexicano.
Dos empates eran su único botín, y a pesar del esfuerzo de sus jugadores, parecía que el destino se ensañaba con ellos.
La batalla futbolística continuaba, con emociones a flor de piel. Victorias, derrotas, alegrías y frustraciones se entremezclaban en este ballet dominical, donde el destino de cada equipo se tejía con cada pase, cada gol y cada atajada.
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Segunda Vuelta
Atlante, Necaxa y América, cual aves fénix renacidas de las cenizas, emprendieron vuelo en la segunda vuelta del campeonato.
Asturias, por su parte, navegaba en aguas turbulentas, alternando momentos de gloria con otros de desdicha. España, víctima de su propia inactividad, pagaba un alto precio.
La inconsistencia del Grupo A
La jornada 11 fue un fiel reflejo de la inconsistencia que reinaba en el Grupo A.
Atlante, envalentonado por su reciente despertar, se enfrentaba a un España que no había podido pasar del empate ante Asturias.
Y ahí, en el fragor de la batalla, los Potros de Hierro, con el “Trompo” Carreño y los hermanos Olivares a la cabeza, asestaron un contundente 5 a 1 a los albinegros, que jamás encontraron su sitio en el campo.
Ajustes de cuentas y sueños juveniles
La semana siguiente, América se cobraría la afrenta sufrida en la primera vuelta al derrotar al Necaxa por un contundente 4 a 0, con un doblete del jovencito Félix Gómez, una nueva promesa del fútbol mexicano.
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Un paréntesis para el fútbol internacional
Apenas disputadas dos jornadas de la segunda vuelta de revanchas, el torneo se vio interrumpido para dar paso a una serie internacional que marcaría la presentación en tierras mexicanas de un equipo chileno: el Audax Italiano.
Un nuevo capítulo se escribía en la apasionante historia del fútbol, y los aficionados se preparaban para presenciar un vibrante encuentro entre dos culturas futbolísticas.
¿Qué destino deparará el futuro a los equipos del Grupo A? ¿Podrá el Atlante mantener su vuelo ascendente? ¿Conseguirá el España resurgir de sus cenizas? ¿Y qué papel jugará el Audax Italiano en este escenario?
Las respuestas, como siempre, las dará el fútbol.
Torneo de Liga Mayor del Futbol Mexicano
