Torneo 1933-1934 Reanudación
Tras conseguir su boleto a la Copa del Mundo de Futbol Italia 1934, los equipos se preparaban para reanudar el torneo 1933-1934.
Por obvias razones de calendario ya que la justa mundialista arrancaba el 27 de mayo y la selección debía partir rumbo a Europa con aproximadamente 25 días de antelación, los equipos deberían terminar el campeonato sin sus flamantes seleccionados.
Esto provocaría que algunos equipos resintieran más que otros.
Necaxa, el campeón defensor, era el más afectado. La mitad de su once titular se vestía de verde, blanco y rojo para representar a la nación. El Club México, por otro lado, solo perdía a uno de sus baluartes. La disparidad en las bajas generaba incertidumbre y desequilibrio en la competencia.
A pesar de las ausencias, el espíritu deportivo no flaqueaba. Los campos de entrenamiento se convertían en escenarios de arduo trabajo y dedicación. Los jugadores restantes, inspirados por la hazaña mundialista que les esperaba, se esforzaban por mantener el nivel y el honor de sus equipos.
El Torneo 1933-1934 reanudaba su curso, marcado por la nostalgia de las estrellas ausentes y la emoción anticipada del Mundial. Cada partido se convertía en una batalla épica, donde la pasión por el fútbol se mezclaba con la incertidumbre del futuro.
En este ambiente electrizante, un nuevo capítulo se escribía en la historia del fútbol mexicano. Los equipos, diezmados pero no derrotados, luchaban por la gloria doméstica mientras sus corazones anhelaban la conquista de la gloria mundial.
El Torneo 1933-1934, marcado por la dualidad entre lo local y lo global, se convertía en
Torneo 1933-1934 Reanudación
En la algarabía del Parque Necaxa, bajo el sol radiante de abril, se congregó una multitud ansiosa por presenciar el choque entre los Rayos y el Club México, un duelo que prometía emociones.
La tarde se completaba con el encuentro estelar entre Asturias y España, dos titanes del balompié capitalino.
En el primer encuentro, Necaxa libró una batalla titánica contra los “rabanitos”, un equipo aguerrido que no se rendía ante el poderío rojiblanco.
El marcador final, un apretado 3 a 2, dejó un sabor agridulce en el paladar de los aficionados. Una vez más, el peruano Julio Lores brilló con luz propia, pero las dudas sobre el desempeño del equipo persistían.
En el segundo partido, la sorpresa se apoderó del estadio. Asturias, con un fútbol audaz y efectivo, doblegó a su acérrimo rival, España, por un contundente 2 a 1.
El héroe de la noche fue el extremo asturiano José Pacheco, quien con dos goles decisivos silenció a la hinchada española.
Mientras tanto, en las oficinas de la Liga Mayor, una noticia inesperada llegó como un rayo en medio de la tormenta: el equipo de Estados Unidos había decidido inscribirse tardíamente para participar en la Copa del Mundo.
Un murmullo de incredulidad recorrió la sala. ¿Era posible? ¿Aceptaría la FIFA tal despropósito? Los dirigentes, confiados en la normativa, se mostraron tranquilos. Seguramente, la inscripción sería rechazada por fuera de tiempo.
Sin embargo, el destino tenía otros planes. Para sorpresa de todos, la FIFA dio el visto bueno a la participación de Estados Unidos. Un giro inesperado que cambiaría el rumbo del Torneo 1933-1934 Reanudación.
En medio de este torbellino de emociones, la liga doméstica prosiguió su curso. Necaxa, sumido en una preocupante caída libre, cedía terreno ante el empuje de Asturias y Atlante.
Los asturianos, con un contundente 3 a 0 ante el Club América, reafirmaban su posición como contendientes al título.
Por su parte, el Club España, otrora equipo dominante, sucumbía ante el Club México con un idéntico marcador, sumando una nueva derrota a su lista de desventuras.
El Torneo 1933-1934 Reanudación se convertía en un escenario de contrastes: la brillantez de Asturias y Atlante, la debacle de Necaxa y España, y la inesperada irrupción de Estados Unidos en la escena mundial.
Un cúmulo de eventos que dejaban entrever un final incierto y apasionante, donde la gloria y la desolación se entrelazaban bajo el sol ardiente de Necaxa.
¿Tibieza o Confianza?
El fútbol mexicano había ganado su boleto al mundial. Pero un giro inesperado lo obligó a jugar de nuevo por él.
Un equipo norteamericano se metió en el camino y la Federación Mexicana de Fútbol, sin mucha idea de qué hacer, aceptó jugar en Italia.
El gobierno italiano, con Benito Mussolini a la cabeza, organizó el partido en el Estadio Nacional Fascista. Prometieron pagar los gastos y todo parecía perfecto.
Los dirigentes mexicanos estaban seguros de que ganarían. Soñaban con avanzar de ronda en el mundial. Pero todo se derrumbó.
Desorganización y desilusión
La falta de planificación, la mala comunicación y el mal uso del dinero convirtieron el sueño en una pesadilla.
El Torneo 1933-1934 Reanudación se convirtió en un drama deportivo lleno de sorpresas desagradables.
Un Cierre Espectacular
Mientras la selección nacional emprendía su penoso viaje a Europa, en busca de la gloria en tierras lejanas, en la Liga Mayor mexicana, la batalla por el título se libraba con ferocidad inusitada.
Los equipos, como gladiadores en la arena, saltaban a la cancha con la determinación de conquistar la cima de la tabla de posiciones.
El Necaxa, otrora monarca indiscutible, se tambaleaba ante la fuerza de sus rivales.
En un encuentro memorable, sucumbió ante el América, dejando escapar puntos valiosos en la lucha por el cetro. En otro duelo épico, España y Atlante se enzarzaron en una batalla sin cuartel que terminó en un empate a tres goles, dejando a los aficionados sin aliento y con el corazón palpitando a mil revoluciones por minuto.
Una semana después, Asturias, equipo emergente con sed de triunfo, demostró su poderío al golear al México por un contundente 5 a 0. Su ascenso en la tabla de posiciones era imparable, sembrando el terror entre sus oponentes.
Mientras tanto, el Necaxa, herido pero no derrotado, se reivindicó con una victoria arrolladora sobre el Atlante por un marcador de 7 a 2, demostrando que aún tenía la garra para pelear por el título.
Tres goleadas en sus últimos tres encuentros contra el Atlante, ¡una racha feroz que dejaba claro que el Necaxa no se rendiría sin luchar!
Sin embargo, la lucha por el campeonato no se limitaba a estos tres equipos. América, el eterno rival, también buscaba la gloria con ahínco.
En un partido crucial, venció al Club México por un marcador de 3 a 1, dejando la tabla de posiciones en un triple empate en la cima: Asturias, España y América, los tres titanes del fútbol mexicano, se encontraban a solo un paso de la gloria.
El 27 de mayo, con el resultado de la selección mexicana en Italia aún fresco en la memoria, se jugó la última jornada para cuatro de los equipos.
En un encuentro vibrante, el Club América venció al Club México por 3 a 1, un resultado que, si bien no afectaba la tabla de posiciones, sí avivaba la llama de la competencia.
En el segundo partido de la jornada, España y Necaxa se enfrentaron en un duelo titánico, una batalla épica que dejó a los aficionados sin aliento.
Al final, España se impuso por un marcador de 6 a 4, arrebatando al Necaxa la esperanza de alcanzar la cima y empatando con Asturias en el liderato.
Todo quedaba listo para el 3 de junio, día en que Asturias y Atlante se disputarían la corona en un partido que prometía ser electrizante. Los dos equipos, hambrientos de gloria, se lanzaron al campo con la determinación de conquistar el título.
Fernando “Patadura” Rojas, el artillero del Atlante, comandó la delantera azulgrana con su habitual furia y determinación, marcando dos goles que encendieron la pasión de la afición.
Olivares, otro jugador clave del Atlante, también aportó su granito de arena con un gol que acercó al equipo a la victoria.
Asturias, sin embargo, no estaba dispuesto a ceder terreno. Con goles de Pacheco, Ballina y Angelín, respondieron con fiereza a los ataques del Atlante, demostrando que no se rendirían sin luchar.
Los minutos finales del partido fueron una montaña rusa de emociones. Atlante se lanzaba furiosamente al ataque, buscando el gol de la victoria con desesperación, mientras Asturias se defendía con uñas y dientes, consciente de que un empate les daría el título.
En el minuto 87, cuando el tiempo parecía agotarse, se produjo una jugada desafortunada dentro del área. Ballina, jugador del Asturias, en un intento por despejar un balón, lo terminó mandando al fondo de su propia portería.
El Atlante, aprovechando la confusión, marcó el gol del triunfo en una jugada caótica y llena de dramatismo.
¡Triple empate en la cima! Asturias, España y Atlante terminaban empatados en trece puntos, una situación inédita en la historia del fútbol mexicano.
Para definir al campeón del Torneo 1933-1934, se tendría que disputar una serie extra, un duelo final que pondría a prueba la fortaleza y la determinación de los tres equipos.
¿Quién resultaría campeón?
Conoce más sobre los Torneos de Liga en México