Historia del Futbol en Mexico : Torneo 1934-1935

En el corazón del fútbol mexicano, donde la pasión arde como el sol y las leyendas nacen de cada jugada, se avecinaba un cambio. El torneo 1934-1935, como un canto nuevo, prometía una melodía diferente.

América, Asturias, Atlante, España, Necaxa y Club México, los seis guerreros de la cancha, se preparaban para librar una batalla más larga, no de ida y vuelta como en la pasada contienda, sino de tres rondas épicas.

Era como si la Federación Mexicana de Fútbol, con su sabiduría ancestral, buscara alargar la fiesta, llenando las arcas con más monedas de oro y regalando al público más momentos para soñar. Pero no solo era dinero lo que buscaban; también buscaban poner a prueba la resistencia de los equipos, obligándolos a mostrar su consistencia y su mejor juego, como guerreros que deben demostrar su valía en cada batalla.

Los encuentros, como un baile de dos, se disputarían a doble cartelera, llenando los estadios de una energía contagiosa. El público, cansado de las intrascendentes series internacionales, anhelaba con fervor el inicio del torneo, listos para presenciar la magia que solo el fútbol puede crear.

Era un nuevo capítulo en la historia del fútbol mexicano, un capítulo donde la pasión, la estrategia y la consistencia serían las claves para alcanzar la gloria. Y en medio de este torbellino de emociones, la palabra “torneo 1934-1935” resonaba como un himno, llamando a los aficionados a unirse a la fiesta y celebrar la belleza del fútbol.

 

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Torneo 1934-1935 Arranque

El silbato marca el inicio

Era un día vibrante de noviembre de 1934 cuando el Club México y el Club América se enfrentaron en el Parque España, dando inicio al tan esperado torneo. La expectación se palpaba en el aire, mezclando la emoción de los aficionados con la tensión de los jugadores.

Un arranque desconcertante

El partido no comenzó como muchos esperaban. El Club América, usualmente un equipo fuerte y aguerrido, se vio sorprendido por la astucia del Club México. Donato Alonso, con un magistral despliegue de habilidad, marcó el primer gol para los “cafeteros”, dejando atónitos a los “cremas”.

Un empate agónico

América, no dispuesto a ceder terreno, luchó con tenacidad para revertir el marcador. Tras varios intentos fallidos, finalmente, López Noriega, aprovechando un momento de debilidad en la defensa del México, logró el tan ansiado empate. El grito de júbilo de la afición azulcrema resonó en el estadio, mientras el marcador finalizaba en un empate a uno.

Nuevos desafíos en el horizonte

En el siguiente encuentro, la briosa escuadra del Asturias se enfrentó al Necaxa en un partido vibrante y lleno de emociones. Ambos equipos desplegaron un fútbol ofensivo y atractivo, con constantes ataques que mantenían a la afición al borde de sus asientos. El marcador finalizó en un empate a dos goles, dejando un sabor dulce de buen fútbol en el paladar de los espectadores.

La diferencia de poder

La segunda jornada del torneo evidenció la diferencia de nivel entre algunos equipos. El Asturias, con su juego dominante, goleó al Club México por un contundente 7 a 4. Sin embargo, como era habitual en ellos, la desconcentración en los últimos minutos del partido les costó algunos goles innecesarios.

Un duelo de titanes

Esa misma mañana, se enfrentaron dos equipos que aún no habían tenido la oportunidad de demostrar su valía: el Atlante y el Real Club España. Un encuentro esperado por muchos, donde se enfrentaban dos estilos de juego distintos. El Atlante, con su tradicional equipo basado en jugadores experimentados como “Diente” Rosas y “Trompo” Carreño, se medía ante el Real Club España, plagado de jóvenes talentos como García Cortina, Luis de la Fuente y Manuel Alonso.

El partido fue un verdadero espectáculo de poder a poder. Ambos equipos lucharon con fiereza y determinación, desplegando jugadas magistrales que arrancaron ovaciones del público. Al final, el Atlante demostró ser más contundente y se llevó la victoria por un marcador de 3 a 2. Los aficionados, agradecidos por el brillante espectáculo ofrecido, despidieron a los jugadores con aplausos y vítores.

El torneo continúa

Así, el torneo 1934-1935 seguía su curso, dejando en cada jornada momentos memorables y emociones que solo el fútbol sabe despertar. Cada partido era una nueva historia, una batalla épica entre titanes del balompié que buscaban la gloria en la cancha. Los aficionados, cautivados por la pasión y el talento de los jugadores, se convertían en testigos privilegiados de un espectáculo que marcaría para siempre la historia del fútbol mexicano.

 

torneo 1934-1935

Las Siguientes Jorrnadas

En el torneo 1934-1935, desde el silbatazo inicial, un equipo se coronó como el rey indiscutible de la cancha: el Necaxa. Un titán imparable, una fuerza de la naturaleza que arrasaba con todo a su paso.

Comenzaron su reinado con una victoria aplastante sobre el América por 5 a 3, demostrando su poderío goleador. Luego, sometieron al México con un contundente 5 a 2, dejando claro que nadie podía detener su sed de triunfo.

El España no fue rival, sucumbiendo ante la furia necaxista con un marcador idéntico de 5 a 2. Y para culminar la primera ronda de su dominio, aplastaron al Atlante por un contundente 2 a 0.

Su racha victoriosa no solo se limitaba a goleadas. El Asturias, un equipo respetable, cayó ante el Necaxa por un marcador de 6 a 1.

El América, que aún albergaba esperanzas de gloria, fue doblegado por 3 a 1. El México volvió a probar la furia necaxista, esta vez con un humillante 6 a 0. Y para cerrar con broche de oro, el Atlante recibió otra dosis de poder, cayendo por un contundente 6 a 2.

Era evidente, incluso antes de la interrupción del torneo 1934-1935, que el Necaxa era inalcanzable en la cima de la tabla. Su dominio era absoluto, su poderío indiscutible. Solo el América y el Asturias se atrevían a soñar con algo más, pero en las últimas fechas previas al receso, su destino quedó sellado: el Necaxa era el único rey de la cancha.

Este torneo 1934-1935 fue un canto a la dominación, una oda a la fuerza arrolladora del Necaxa.

Un equipo que dejó una marca imborrable en la historia del fútbol, demostrando que, con talento, determinación y un espíritu inquebrantable, todo es posible.

 

 

Necaxa torneo 1934-1935

Se Interrumpe el Torneo

En el corazón del torneo 1934-1935, la Liga Mayor anunció un inesperado giro: un descanso para que México participara en los Juegos Centroamericanos de El Salvador.

Del 24 de marzo al 3 de abril, los balones se detendrían, dejando paso a la emoción continental. Para evitar conflictos entre equipos por prestar jugadores, se tomó una decisión audaz: Necaxa, reforzado con estrellas de otros clubes, representaría a la nación.

Las expectativas crecían con este nuevo planteamiento. Se buscaba un mejor desempeño deportivo sin perjudicar a ningún equipo.

Las últimas jornadas antes de la pausa fueron un torbellino de emociones. Atlante, con un espíritu indomable, venció al México por 4 a 2, mientras que Necaxa, demostrando su poderío, aplastó al España por un contundente 9 a 3.

La semana siguiente, América se unió a la fiesta goleadora, derrotando al España por 4 a 1. El plato fuerte llegó con el duelo entre Asturias y Atlante, un encuentro que cautivó a la afición capitalina.

Ataques incansables, jugadas magistrales y goles por doquier definieron el ritmo del partido. Al final, Asturias se impuso por un ajustado 4 a 5.

Mientras Necaxa se preparaba para defender a México, una nueva polémica sacudía las páginas de la prensa. Pero esa, como diría el maestro Coelho, es otra historia que espera ser contada.

La esencia del fútbol, la pasión por el deporte y la camaradería entre equipos se mezclan en este relato, enmarcado en un torneo 1934-1935 lleno de sorpresas y emociones.

Un homenaje al espíritu deportivo y a la capacidad de unión que despierta el fútbol, incluso en el contexto de una competición.

 

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